En la manifestación, después de los saludos del secretario de la asociación organizadora, Natale Bova, el historiador Monseñor Giovanni Musolino, trató el tema relativo a “ Los navegantes del estrecho” recorriendo un iter cronológico a través de diversas épocas hablando de los reyes de Reggio que participaron en la batalla de Lepanto.
A las numerosas flotas pesqueras que estaban en Catona, Gallico Silla, Bagnara, de ataques piratas a lo largo de las costas del litoral del Reggio.
El profesor Carlo Baccellieri ha expuesto sobre “La contribución de América a la gastronomía calabresa” un tema un poco estimulante tanto como para evidenciar la contribución de América a la gastronomía de nuestra región, un poco pobre pero luego enriquecida por las especies, por los aromas y de diversos frutos de la tierra que procedían de la otra parte del Océano.
“Mirando bien la gastronomía Calabresa –explica el ponente- en la pare que nosotros conocemos y que se ha trasmitido hasta nuestros días, debe al menos un 50% de su contenido a los frutos que del nuevo continente Colón , y quien lo siguió en la navegación a la otra parte del Atlántico en los años sucesivos al descubrimiento, importaron de América.
La guindilla que es casi el emblema de la gastronomía Calabresa, pertenece a la familia de las solanáceas que tiene 85 géneros y otras 2000 especies, entre ellas el “capsicum”, o sea la guindilla, que en Calabria toma varios nombres: cantarillo, pipazzu, riavulillu, pipibruscenti, pipeddu, pipirasta.
En América, y en particular en la América centro-meridional, era conocida de tiempo antiquísimo: Los historiadores lo remontan a 5000 años antes de Cristo. Por otras vías, un poco misteriosas, la guindilla había llegado, aún antes del descubrimiento de América , a Africa donde se propagó de una tribu a otra entrando en el uso alimentario con la “mandioca y los zigrinì”.
Pero en Europa no era conocida y su importación en el Viejo Continente se debe indudablemente a Colón como atestiguan los diarios de navegación de sus naves y en Italia llegó en el sequito de los Españoles alrededor de la mitad de 1.500 y bien pronto se difundió y se aclimató muy bien , sobretodo en el Sur y en las Islas.
Pero es en Calabria y en Basilicata que fructifica mejor que en otro lugar, evidentemente por el clima particularmente favorable. Y es la Calabria, por lo que parece, la región donde ser registra el mayor consumo, tanto como para ser mencionado en la gastronomía nacional con el nombre de “guindilla roja calabresa”.
Ella es usada en el “suffrittu” , el “murseddu”, la “nduja” , la “sardella” en el ragú, y en otras pitanzas típicas sin olvidar el famosísimo “aceite santo” , las píldoras de Júpiter (guindillas rellenas conservadas en aceite) a las que se atribuyen una infinidad de poderes medicamentosos.
Además de la guindilla picante, llegaron de América los pimientos dulces que ocupan un lugar de gran respeto en nuestra cocina con los “ammuddicati” , las peperonate, las caponate, las “gianfotte”.
Una contribución igualmente importante es la del tomate, también originario de América meridional, quizás del Perú o de Méjico de donde deriva el término “tomate” que indica en muchas lenguas europeas (inglés, alemán, español) este fruto.
En Europa el tomate fue introducido por los Españoles y Portugueses en el 1.500 y se difundió rápidamente en la cuenca del Mediterráneo hasta convertirse en uno de los ingredientes más usados sea crudo (en ensalada) que cocido.
La contribución dada por este fruto a la gastronomía de Calabria es notable aunque menos típico respecto a la guindilla.
Sin el tomate, en efecto, no existiría un plato que con todo derecho esta considerado el top, el the best, el máximo por los buenos catadores: “maccaruni i casa a ragù” con albóndigas, la “pasta ‘ncasciata”, ni el “sofrito” de buey y ni siquiera los tomates secos en aceite.
“Otro fruto de la tierra que viene de América y que representó durante siglos el plato fuerte de nuestros campos – prosiguió el ponente- son las judías, también estas originarias del Nuevo Mundo e introducidas en Europa al inicio del 500.
No debe engañar el hecho que muchos autores latinos como Virgilio, Columella, Horacio, hayan escrito de “faseolus” por pensar que las judías existían en la época de la antigua Roma. Probablemente los Romanos, como los Griegos , conocían otra especie completamente diversa como hipotiza Giuseppe Polimeri. Se trataba de la haba de Siria que entre nosotros tomó el nombre de suriana y que se refería a aquel tipo de judías pequeñas y negras, comúnmente llamadas judías paisanas. Hoy todos los estudiosos están de acuerdo en pensar que también esta leguiminosa llegó de América en los primeros decenios del 1.500 , primero como planta ornamental y más tarde entró en el uso alimentario.
En Calabria constituyó por siglos el plato fuerte de los campesinos que lo comían en menestra las tardes, sea en invierno (alubias secas) que en verano (judías frescas) , todos o casi todos los días de la semana, menos el domingo cuando sobre la mesa aparecían “los maccaruni i casa a ragù” y las albóndigas.
Naturalmente estaba el paréntesis de las fiestas , la matanza del cerdo, y el viernes , cuando era posible, pero no siempre se comía pasta “ca’ muddica y anchoas”.
Además del pimiento, el tomate, y las judías, la patata es junto el maíz la planta alimenticia de mayor interés que América hizo conocer al viejo Continente.
Originaria del Perú, de Bolivia y de Méjico, fue introducida en Europa a mitad del 500 , conocida y usada como planta ornamental. Bien pronto, pero pasó al uso alimenticio donde se hizo apreciar por su alto valor nutritivo y por su fácil cultivo que aseguraba con poca fatiga generosas cosechas.
A veces, en los periodos de carestía y guerra , sustituyó el pan, viniendo en socorro de las poblaciones hambrientas.
También en Calabria ocupa un puesto de primer plano en la gastronomía , basta citar las abundantes paellas de patatas jóvenes y pimientos fritos que los campesinos consumían a media mañana durante los trabajos del campo en primavera.
Por otra parte la patata entra como coingrediente en la ensalada de tomate, en las gianfotte en la preparación del “pescestocco alla trappitara” ect.
Es también la base del “pastel” de patatas, que, si no exclusivamente calabres, es siempre un plato muy usado en Calabria.
Vayamos al maíz, también fue introducido en Europa del Nuevo Mundo, por obra de Colón . Alguien ha puesto en duda sin éxito este origen , asegurando que habían sido los Vikingos , ha introducido en el Viejo Continente, pero la tesis no tiene ningún fundamento. Por otra parte non contradice un origen Americano localizado en los altiplanos de México y en Sud América. Parece ser que el nombre “granoturco” fue debido a una distracción en la que incurrieron botánicos del 500 que confundieron el maíz con el grano sarraceno.
Hoy en Calabria es usado poco en la cocina, pero en el pasado era un alimento muy importante puesto que como nos informan las relaciones oficiales, con el maíz se confeccionaba el pan de los pobres en consideración al bajo precio y a su alto valor calórico.
En la alimentación humana hoy se usa raramente, hervido o asado en poca cantidad.
En la gastronomía calbaresa esta presente con los “pizzati i paniculi e curcuci” que se suele consumir en Reggio como ritual durante la vigilia de la noche precedente al descenso a la Ciudad de la sagrada imagen de la Virgen de la Consolación. Una comida que no podemos olvidar es la “polenta” verde con brócoli y “curcuci” típica de Reggino.
Otro alimento que viene de América, importado por Cristóbal Colón y de sus seguidores es la batata o patata dulce o americana. E nuestras regiones su consumo es muy limitado y destinado sobretodo a la alimentación animal. Aunque aún hoy en día se utiliza en cocina aunque muy raramente, hervida o frita a rebanadas delgadas.
A la misma familia que la batata pertenecen los “topinabur” en Calabria llamados patatas alcachofa por su gusto ácido parecido a la alcachofa. También este fruto viene de América y fue difundido a partir de 1.500. Todavía hoy es usada principalmente con función ornamental por sus flores parecidas a margaritas amarillas.
En Calabria ha dado origen a una comida bastante típica: patatas alcachofa a la “mascisc”.
Otro fruto importado por los españoles desde Méjico es el higo chumbo, difundido por la cuenca del Mediterráneo.
El profesor Baccellieri concluyó su interesante relación hablando del fruto de la annona, especie propia de la cadena andina peruana y boliviana, donde fructifica hasta 2.000 metros de altitud: “en nuestro dialecto se llama “nona”, esta presente casi exclusivamente en la provincia de Reggio, mientras en España se cultiva bastante intensamente.
Al final de este rápido recorrido sobre la aportación del descubrimiento de América a la gastronomía calabresa podemos concluir, que sin esta contribución nuestra gastronomía estaría incompleta y gran parte de sus platos no existirían siquiera.
El tema central de esta interesante manifestación que se aparta de pretextos para operaciones de carácter comercial o de conveniencia académica ha sido tratado por el doctor Letterio Siclari que ha tratado “ Un calabrés en la corte de Cristóbal Colón”.
El tema tratado relativo al marinero embarcado en el sequito de Colón a Palos, el 3 de Agosto de 1492 no decepcionó y el auditorio disfrutó como en el final de una novela de suspense, las noticias históricas bastante fidedignas sobre este habitante del reino de Nápoles que se llamaba Antón Calabrés y que se embarcó sobre la Pinta, nave que tiró el ancla en el espejo de mar de la playa de la isla de Guanahani.
Todo resto de la tripulación de Colón, así como resulta de la documentación que forma parte de la “Probanda Fiscal” efectuada en el 1.515 sobre el Darien se evidencia que las tres tripulaciones eran casi la totalidad españoles, pocas eran las excepciones: Cristóbal Colón y el mozo Jàcome el Rico , genoveses, el mozo Juan Arias, portugués como Juan Portugués que procedía de las canarias, finalmente los marineros Juan VeÇano , quizás veneciano y el nuestro coregional Antón Calabrés que quizás , cuyos origenes natales podrían estar relacionados- como ha demostrado en el curso de su intervención Gianni Aiello – en aquél de Seminara el mismo lugar donde procedía Giovanni Calíbrese, lugarteniente de Carlos V y que guió el asedio de la ciudad de Túnez.
La acción del Almirante llevó a superar ya vencer los prejuicios medievales y por estas acciones la cultura iluminista exaltó el personaje de Cristóbal Colón y su descubrimiento, “triunfo de la razón” desacreditando a la vez, la España y la civilización católica.
En 1.490 mostró su proyecto a la principal República de Génova y después al Rey de Portugal, pero sólo con la ayuda del confesor de la Reina Isabel, Juan Pérez, consiguió que lo recibieran en la corte de España obteniendo tres Carabelas (Santa María , Pinta y Niña) y ciento veinte hombres de tripulación.
Entre las conexiones que la Calábria tuvo con el descubrimiento de América cabe evidenciar el pensamiento y la vida del Abad Gioacchino da Fiore que influenció al almirante genovés.
El espíritu profético del religioso se encuentra en la obra dantesca, en el tercer libro del Paraíso canto II, donde según la profecía Gioacchino da Fiore, la expedición para la conquista definitiva del Santo Sepulcro debía empezar desde España.
Y fue gracias a este iluminado calabrés que en Colón surgió la chispa inicial de aquella grandiosa idea que se concretizó en una aurora brumosa en medio de un mar tranquilo y encantado.
Tal vez por casualidad nuestro antepasado no pudo anunciar a grito pelado “tierra a la vista”, pero esto poco importa , El estaba allí para dar brillantez a nuestro pasado, sin ningún temor u otro, sería necesario que las administraciones predispuestas se decidieran a actuar una simple operación cultural, pero de gran significado: aquella de denominar una nueva calle o un lugar al marinero Antón Calabrés.
A continuar la tradición marinera de la provincia reggina fue Gianni Aiello quien antes de hablar del tema “Bagnara, Stilo, Radicena: el triangulo reggino hacia el océano”, ha dado sobre este argumentos solo elementos de referencia, en cuanto a los argumentos ricos de significado y valor histórico, serán objeto de próximas que la asociación reggina se dispondrá a organizar.
Huésped de la tarde fue el navegante solitario Tommaso Pacino que hizo parte del proyecto “Enea” y que se comprometió a volver a intentar el próximo verano volviendo a recorrer las etapas del celebre héroe huido de la ira de los Aqueos.