El congreso tuvo lugar cerca de la Aula Conciliar del Palacio de la Provincia, y vio como ponentes al abogado Franco Arillotta y el profesor Franco Mosino.
La cita nació de la necesidad de profundizar en una parte de la historia ciudadana de la que físicamente no existe ahora ya nada, porqué los cataclismos naturales y la desidia humana han borrado todo y de aquello quedan solo pocas tradiciones, de un periodo que vio la lucha entre las familias ciudadanas como la de los Malgeri, los Monsolino y los Melissari , la batalla de Lepanto, las invasiones turcas y la incapacidad española de defender el territorio.
Franco Arillotta trató “La ciudad de Reggio al inicio del 600” con la cual hizo un recorrido topográfico e histórico ciudadano, adornado con particulares coloridos como aquél relativo a la expulsión de los hebreos.
A tal propósito , el ponente narra un episodio relativo a las oraciones de los hebreos en una Sinagoga en la via Giudecca, que mostraban el retiro de los fieles en la Parroquia de Santa Bárbara, y las protestas de los católicos que obligaron al gobernador español a una dura disposición; la destrucción de la Sinagoga.
De las búsquedas hechas por el estudioso se evidencia, que por un acto notarial, ninguno de los estandartes ciudadanos tenían como efigie aquella de San Jorge, actual patrono de la
ciudad.
Franco Mosino trató “Cultura y culturas en la Reggio Española”: una panorámica sobre la cultura oficial y sobre las manifestaciones folcloricas del Reggio del periodo.
En el ámbito de la cultura oficial, Mosino
describió la figura de Giannangelo Spagnolio, de
origen español, nacido en Reggio Calabria en 1573, en el barrio de Sbarre, famoso barrio al sur de la ciudad.
Eclesiástico, docto, estudioso, escribió en las primeras decadas del Seisciento el “ De Rebus Rheginis” que cuenta críticamente los acontecimientos de Reggio desde su fundación a su tiempo.
Por lo que respecta a las culturas populares Mosino habló de las “reggitane camene” una fiesta de tipo barroco, hecha en honor de San Ignacio de Loyola, fundador de la orden de los Jesuitas, la primera celbración se remonta a 1610, caracterizada por fuegos artificiales.